viernes, 28 de octubre de 2016

Detrás de la tormenta...


La imagen puede contener: cielo, nube y exterior
Hoy veía desde mi patio un tenue arco iris en medio de tanto cielo plomizo. Y pensaba que estos días grises me ayudan a ver el sol que anida en mí...
Cuando el viento y la lluvia azotan, uno echa mano de lo que tiene más cerca para cubrirse...Y no siempre es el paraguas adecuado. A veces toma prestado un piloto que no le pertenece y tarde o temprano hay que volverlo a su lugar.
Cuando los pies van aplastando charcos que incomodan, humedeciendo las neuronas y nublando los sentimientos, muchas veces nos sentimos tentados de cruzar a la vereda de enfrente para ver si desde allí, la tormenta se ve diferente, o si al menos alcanzamos a ver un rayo de sol.
A veces hasta aparece alguna mano cálida, ofreciendo su ayuda para cruzar la calle, al parecer, sin mayores consecuencias.Por momentos nos negamos por temor a lo que pueda pasar. Otras nos aferramos fuertemente creyendo que allí está la salida a nuestra desorientación. Pero luego comprendemos que la tormenta sigue allí arriba, sólo que asusta menos cuando estamos acompañados.
¡Cuánto más fuertes nos sentimos si logramos llegar a casa, aunque empapados, pero habiéndonos sentido capaces de afrontarlo solos!
¡Qué diferente se puede ver el agua caer, luego de haber comprobado por nosotros mismos, que seguro, seguro, después sale el sol! Aunque tarde más de lo deseado en dejarse ver....
Cuando mi ventana me muestra un cielo increíblemente gris prefiero mirar mi interior...
Allí... el sol me hace un guiño y me invita a disfrutar...

miércoles, 12 de octubre de 2016

Hacer clic...

Ese clic....
El que creímos que nunca llegaría, aparece así de repente, de la noche a la mañana... (¿De repente?)
¿Cómo entender cuándo y a partir de qué momento, de pronto podemos vernos a nosotros mismos a los ojos??
Y al mirarnos en nuestra propia mirada, decirnos sin hablar todas las verdades guardadas tan celosamente durante años...
Reconocer cada uno de nuestros enojos, asumiendo de una vez y para siempre, que el otro no es el causante, sino nuestro propio yo que se niega a asumir realidades...
Y quizás sea ahí cuando podamos empezar a sanar...
Y sanar significa dejar en libertad a quienes decidieron no seguir acompañándonos en la vida, aceptar con amor las diferencias con quienes tienen el coraje de darnos la mano para seguir caminando juntos y por primera vez encontrarnos con ese amor tan buscado, tan esquivo...el amor propio.
Ese que será a partir de ese momento el escudo que nos proteja de la opinión ajena, de los desamores, de los egoísmos, del "no ser elegidos" que tanto duele...
Y después de atravesar tantas tormentas, tal vez sea el momento en que nos alcance definitivamente la paz...
La imagen puede contener: cielo, exterior, una o varias personas y naturalezaY volvamos a mirarnos a los ojos con la tranquilidad de habernos equivocado mucho pero tratando de dar siempre lo mejor...
Y cada una de esas equivocaciones sean los motores para crecer,
para reencontrarnos a nosotros mismos y para mirar al otro sin reclamos.
El clic que nos conecte con nuestro yo más profundo, amándonos, perdonándonos y abandonando la culpa definitivamente.
Mirando alrededor y agradeciendo a quienes permanecen a nuestro lado, eligiéndonos para compartir la vida.
Despidiéndonos sin rencor de quienes nos regalaron parte de su historia y formaron parte de la nuestra pero deciden dar vuelta la hoja... sólo dar Gracias por lo vivido juntos....
Y mirar para adelante, proyectar, soñar, disfrutar, viajar, amar...
Sin condiciones....con un sólo objetivo: Ser felices de verdad.